Porque una consultoría

Porque se recurre a una consultoría

Normalmente se recurre a los servicios de consultoría por alguna de las siguientes razones:

  • Se requiere de un consultor con un grado de especialización y conocimientos con los cuales no se cuenta dentro de la organización. Aunque dentro de la organización se contase con alguien que pudiera realizar la actividad para la que se va a contratar al consultor, ese alguien no cuenta con la disponibilidad para usar este recurso; por esta razón, se necesita una valoración externa para determinar si las estrategias, acciones y decisiones hasta ahora tomadas son las correctas. Para cualquiera de estas posibilidades, la selección de las firmas de consultoría, los consultores y la definición del objeto de los servicios son elementos críticos para garantizar que estas intervenciones generen valor.
  • Aplicar como condición indispensable la regla tan mencionada y poco empleada de invertir sólo en aquellos proyectos de TIC que contribuyan de una manera clara y tangible con los objetivos estratégicos de la organización, sobre todo en aquellos casos específicos en que se está por emprender una nueva iniciativa que pretenda innovar o cambiar la manera de hacer las cosas dentro de una organización.

La consultoría puede y debe lograr valor para nuestras organizaciones siempre y cuando se cumplan algunas condiciones. A continuación, algunas recomendaciones con base en mi experiencia.

Compromiso con el cliente. Es prioritario buscar una firma consultora cuyo compromiso con el cliente esté fuera de duda. Firmas que a lo largo del tiempo hayan demostrado –más allá de sus intereses comerciales– que su objetivo es resolver nuestros problemas en el menor tiempo posible y compartir y transferir el conocimiento, de tal manera que podamos seguir caminando sin su intervención.

Independencia. Siempre será deseable y recomendable, sobre todo cuando la consultoría tiene como propósito definir el rumbo tecnológico de algún proyecto u organización, que la firma consultora realmente sea imparcial respecto de marcas, proveedores y vendedores. Consciente o inconscientemente alguna recomendación podría estar inclinada hacia alguno de los proveedores con los cuales la firma mantuviera alguna «alianza estratégica». Una recomendación en este sentido será que primero se desarrolle un modelo tecnológico conceptual para que, en una segunda etapa, definir el tipo de tecnología y en última instancia los fabricantes y proveedores a ser contratados.

Expertos practicantes. Una exigencia del contrato de servicios para la consultoría sería conocer, desde el momento en que se presenta la propuesta de servicios, los nombres de los consultores que realizarán la tarea encomendada.

Existen casos en que la mayoría de los «mejores hombres» de la firma consultora inician el ejercicio de preventa, el cierre del negocio y el arranque del proyecto, pero después dejan a un sinnúmero de consultores junior ejecutando los trabajos y coordinados por algún senior sin experiencia.

Por esta razón, será siempre deseable que el o los consultores designados para realizar este trabajo sean «expertos practicantes», pues sólo así se incrementarán de manera sustantiva las probabilidades de aportar valor. Hablamos de personalidades con amplia experiencia en su campo de acción que se encuentren trabajando activamente en su área de especialidad y cuenten con varios años de experiencia en la misma; es decir, personas que practican su especialidad y a la vez reflexionan sobre ella, que discuten y aportan ideas y soluciones sobre la misma y, sobre todo, que viven la experiencia profesional de proyectos exitosos y actuales.

Para garantizar la generación de valor, deberán ser estos consultores quienes llevan a cabo el trabajo y las intervenciones en las organizaciones, pues no hay ejércitos de consultores juniors que intervengan y ejecuten el proyecto siendo responsables del mismo.

Duración de los servicios. Los mejores consultores, los más experimentados y los que aportarán mayor valor, seguramente buscarán realizar intervenciones cortas, de alta intensidad y resultados concretos. Esta forma de trabajar beneficia a su organización en función de los costos y el valor aportado y le permite a los verdaderos consultores seguir ganando experiencia y aportando valor para las organizaciones que los contratan. Por tanto, desconfíe de propuestas de largo tiempo, sin un objetivo preciso y cuyos resultados a obtener son poco tangibles.

Arrogancia. Recele de aquellos que le hablan con términos muy complicados que usted no entienda. Está más que comprobado que los verdaderos conocedores, no sólo en el ámbito de las TIC sino de cualquier especialidad, son siempre las personas más sencillas y que cuentan con la capacidad de plantear de manera clara y simple las ideas y conceptos que se requiere transmitir. La arrogancia, aquel que sabe todo y tiene soluciones mágicas para todo, no es una buena señal.

Finalmente recuerde: aun cuando la mayor fuente de conocimiento estará siempre dentro de las mismas organizaciones, es posible encontrar a alguien que le puede apoyar para que un proyecto estratégico de TIC sea exitoso y genere valor para su organización, ya sea porque el consultor ya hizo algo muy cercano a su proyecto o porque, en el caso de que esté usted innovando, el consultor tiene suficiente experiencia para aportar conocimiento a su proyecto de generación de valor.